lunes, 17 de febrero de 2014

Frutales bonsáis, las primeras flores de primavera

    Las primeras flores de árboles frutales sobresalen entre los arbustos del monte. Los almendros silvestres dejan ver sus tonos rosas característicos dando lugar a un bonito mosaico de tonos pastel en los montes donde se encuentran.


   No es muy común encontrar en los centros de jardinería bonsáis del género Prunus, comunmente llamados frutales de hueso, como el almendro, albaricoquero o el melocotonero. Nosotros año tras año hemos conseguido criar algún arbolito a partir de semillas, y de pequeñas plantas que de forma espontánea crecieron en los linderos de plantaciones de cultivo.


   La foto superior corresponde a un almendro silvestre que injertamos de una variedad cuyas flores nos parecieron bonitas y delicadas. La foto inferior es de un ejemplar adquirido en un vivero especializado en la multiplicación de frutales para la agricultura. A partir de estos ejemplares baratos podemos año a año modelar un precioso bonsái.


   El membrillero japonés nos regala sus preciosas flores en el mes de febrero, siendo un frutal de pepita fácil de multiplicar, ya que su porte arbustivo, propicia la aparición de nuevas ramas desde su base, que podemos separar de la planta madre para cultivarlas de forma aislada como bonsáis.


   Año tras año hemos ensayado y probado distintas estrategias de cultivo, hemos multiplicado nuestros ejemplares y algunos los conservamos, mientras que otros los hemos perdido por circunstancias diversas. Pero no nos hemos rendido, no es fácil criar un bonsái desde sus inicios hasta lograr un gran ejemplar adulto.


   En este año una planta patrón GxN utilizado como base para realizar injertos de frutales de hueso, nos ha regalado sus primeras flores. Aún le queda mucho para ser un gran bonsái, pero insistiremos en conseguirlo, aun con la incertidumbre de no saber si lo podremos mantener el tiempo suficiente.


   Siempre adelante, y aunque la vida nos haga dar dos pasos atrás, no te rindas frente a la adversidad.

sábado, 8 de febrero de 2014

III Feria de Coleccionismo, Villanueva de la Serena

   Un año más nos hacemos eco de la celebración del tercer encuentro ferial de coleccionistas, comerciantes del sector, aficionados y curiosos que queráis visitar nuestras tierras extremeñas, y pasar un día de intercambio cultural y artículos coleccionables. Os mostramos el cartel diseñado para el presente encuentro así como información útil sobre el evento.




   Accede a la entrada que dedicamos a la feria de 2013 a través de las etiquetas de este blog.


Trasplantando bonsáis

   ¿Cuántas veces nos han regalado un bonsái y hemos sentido la responsabilidad de cuidarlo, a sabiendas de que posiblemente acabaríamos perdiéndolo por falta de cuidados o desconocimiento de los mismos?. Pues en mi caso en varias ocasiones.


   Por experiencia me consta que hay quien piensan que estos pequeñines pueden permanecer en sus tiestos por siempre, o al menos por el tiempo que nos duren, sin necesidad de trabajar sus raíces y atendiendo solamente al riego y la poda de sus ramillas cada año. 
  La sustitución de la tierra de las macetas en las que vienen se hace imprescindible si no queremos que su sistema de raíces se colapse y éstas acaben por pudrirse.


   Para llevar a cabo el trasplante, necesitamos una herramienta plana con la que separar el cepellón de las paredes laterales de la maceta. Después desenmarañamos las raíces con cuidado, como si las peinásemos, y retiramos buena parte de la tierra de la que ha estado tomando agua y minerales durante quién sabe cuántos años hasta llegar a nuestras manos.


    Algunas de estas raíces tendremos que acortarlas para acomodarlas al tamaño de la maceta, siendo esta una operación delicada. Personalmente, no me arriesgo a retirar grandes cantidades de tierra o raíces, aunque como podréis comprobar a través de revistas especializadas o páginas de este medio, hay expertos que gracias a su larga experiencia, no tienen reparos en hacer grandes cambios estructurales en el sistema radical de ancianos e imponentes bonsáis.


   En el caso que nos ocupa, hemos optado por la sustitución del sustrato de que disponía el bonsái, utilizando una tierra específica denominada Akadama, que podrás encontrar en centros de jardinería especializados.


   Para evitar la pérdida de tierra por los agujeros de drenaje, hemos usado un trozo de maya del utilizado como soporte para pinturas aislantes.


   Tras colocar de la mejor forma posible nuestro bonsái, hemos aplicado un  abundante riego, mientras que con la ayuda de un fino bambú y una paleta, hemos conseguido rellenar todos los recovecos de la maceta con Akadama y compactado un poco el suelo.


   Finalmente hemos podado un poco nuestro ejemplar, el cual esperamos que permanezca por muchos años con nosotros y nosotros con él.