lunes, 18 de mayo de 2015

Colecciones y conocimiento para todos

      Hoy os proponemos una breve visita fotográfica a la Casa de la Ciencia de Sevilla. Ubicada en pleno corazón de Sevilla y haciendo honor a su pasado como pabellón de Perú en la Exposición Iberoamericana de 1929, este edificio es hoy en día sede de importantes exposiciones temáticas, no solo por su valor en sí mismas sino quizá más por la importante labor de divulgación que se lleva a cabo desde sus instalaciones. Los materiales expuestos consiguen ser el continente mediante el cual cualquiera con la suficiente curiosidad puede acercarse al mundo natural, y asombrarse gracias al contenido que transmite este centro.


 
   La fachada del edificio destaca por su arquitectura característica y saca la ciencia a la calle gracias a una gigantesca réplica de la mariposa Papilio machaon emergida de su crisálida, la cual tras finalizar su metamorfosis y estirar sus alas parece capaz de iniciar el vuelo en cualquier momento. Por debajo de sí deja atrás su pasado, su crisálida. 


     En su interior el museo alberga diferentes exposiciones, su propia arquitectura, obra del arquitecto nacido en Córdoba Manuel Piqueras Cotolí (1885 - 1937), cuya trayectoria profesional desarrollada principalmente en Perú, se caracteriza por la imaginación de una arquitectura de tipo neoindigenista. También podemos contemplar minerales, insectos o réplicas de cetáceos colosales.



     Las distintas vitrinas se acompañan de material gráfico divulgativo, lo cual resulta imprescindible para comprender y entender el sentido de cada exposición.




      En cuanto a la foto inferior, nos llamó la atención la gráfica forma de manifestar el hecho cierto de la pérdida constante de especies en nuestro entorno. Esta disminución del número de especies no solo se refiere a las zonas verdes más importantes del planeta, ocurre muy cerca de casa, en nuestros campos, alrededor de nuestras ciudades. Le ganamos terreno a lo natural y les perdemos. Esos pequeñines pueden resultar desagradables pero son imprescindibles para nuestra vida por las funciones que llevan a cabo en el entorno natural, y además,  llevan millones de años aquí, en cambio están desapareciendo para siempre.


   Esta merma en el número de especies naturales la tenemos que intentar frenar, cada uno desde nuestro puesto, cada uno desde nuestro trabajo. Cuidando el entorno, evitando en lo posible la utilización de insecticidas, aprendiendo en definitiva a valorar estas criaturas con las que compartimos este planeta y esta nuestra vida. Sirva la imagen de la mariposa macaón emergida de su crisálida como metáfora de nuestra intención de cambio......a mejor, por nosotros, por el prójimo y por las criaturas que pueblan nuestro mundo.