sábado, 31 de octubre de 2015

Masca chicles y pega pegatinas

      De pequeños solían decirnos; "Si comes tantos caramelos y chicles se te picarán los dientes". Pero, ¿acaso servía de algo esta advertencia?. El dulce sabor a fresas, la refrescante menta y la pegatina que algunas marcas incluían tras el envoltorio, nos persuadían de la idea de dejar de comerlos.


    Hoy os presentamos algunas series de cromos de chicles, coleccionismo que he tenido siempre por imposible, idea en la que hoy me alegro de estar equivocado. Gracias al empeño y esfuerzo de los amantes de este tipo de material, queda demostrado que se pueden completar series y montar álbumes donde poder contemplar y conservar las colecciones.



   Ciertas marcas de golosinas ponen en circulación el álbum que corresponde con las pegatinas puestas en el mercado. Esto facilita en gran medida la posibilidad de completar las colecciones, ya que define y limita las series y de este modo el coleccionista se ve más motivado a la hora de intentar agrupar los adhesivos. La idea de una colección sin límite conocido persuade a todo aquel que adquiere el producto del intento de completarla.


   Resulta que el hecho de fijarnos metas fácilmente alcanzables a corto o medio plazo, nos animan y alimentan nuestro empeño en llegar a su consecución.




   Después de mostraros un par de series infantiles, aquí os dejamos con una de cromos adhesivos de una de las mejores series manga de todos los tiempos.




   Las colecciones anteriores se han montado en fundas plásticas para folios, en las que se han elaborado casillas a medida para cada una de las series. La metodología a seguir para lograr fabricarlas la podéis ver en nuestra entrada "Lámina para tazos", os dejamos un enlace:



   Por último os mostramos un álbum de cromos de chicles que pudimos conservar aunque incompleto. Puesto en circulación por la Marca de golosinas Vidal, estaba dedicado a la serie de animación Digimon. Consta de 104 elementos coleccionables entre pegatinas y tatuajes.



   Esperamos que os hayan gustado las series que os hemos mostrado. Agradecemos a nuestro amigo colaborador Israel su esfuerzo por agrupara este tipo de coleccionables y por supuesto, su aportación de fotos para la presente entrada.

domingo, 18 de octubre de 2015

Capsicastro, tomatito de navidad, tomatillo de Jerusalén...

   Hoy os acercamos a los vivos colores de las bayas del Capsicastro. El que mostramos en la foto inferior cuenta ya con un año de vida. En su día, al madurar los pequeños tomatitos de un gran y longevo ejemplar de un vecino, no nos faltó tiempo para tomar de sus frutos y sembrar unos pocos.


   La siembra fue tan sencilla como preparar el substrato en un tiesto de tamaño medio, haciendo una mezcla de tierra común y un veinticinco por ciento de mantillo vegetal. Ni tan siquiera nos molestamos en separar las semillitas de la pulpa del fruto, solamente cortamos las bayas por la mitad y las enterramos.



   En primavera aparecieron las primeras plantas, demasiadas para el tiesto que habíamos tomado. Así pues, realizamos una selección dejando solo un par de las más fuertes y adelantadas plantas.


   Ahora en estos meses de otoño es agradable contar con un arbusto tan colorido, después que muchas de la flores habituales de primavera y verano se marchitaran hace semanas.


   El Capsicastro se presta también a su cultivo como bonsái, tan solo conviene estar atento a la falta de agua, la cual acusa rápidamente cuando se mantiene en tiestos tan pequeños.

sábado, 10 de octubre de 2015

Exploradores Kinder en acción

   Nuestros pequeños amigos exploradores han delegado en Leoleo para organizar un viaje a lejanas tierras, para ello éste ha recurrido al consejo del capitán Hipohipo, quien tiene un amplio conocimiento del basto mundo que habitamos, ya que al mando de su barco ha surcado los cuatro mares, siendo conocedor de remotas islas y parajes exóticos.


   El capitán Hipohipo habló a Leoleo de tierras habitadas por hospitalarias civilizaciones amantes de la naturaleza. Sin demora organizaron la aventura, para lo cual se reunieron con el fin de acordar el cometido de cada cual. Leochispa se encargaría del aprovisionamiento de comida y hablaría con Leopapilla para determinar qué alimentos serían más apropiados. Leosueño se encargaría de los materiales, ropas de abrigo, útiles de aseo y de descanso, mientras que Leoleo planificaría la ruta a seguir.


      Puestos en marcha nuestros pequeñines atravesaron bastas selvas y profundos valles, hasta llegar, como les indicó el capitán Hipohipo, al bosque de las Picudas, grandes plantas erguidas cuyas hojas transformadas se asemejaban a afiladas garras. Decidieron establecer allí mismo el campamento y dormitar esa primera noche, ya que el viaje había sido largo y fatigoso. Leosueño estaba rendido y se perdió la velada que prepararon durante la cena. Contaron anécdotas de días lejanos, todos rieron y celebraron su amistad.


   Bien temprano Leoleo despertó al grupo para ponerse en marcha. Tenían que llegar a las tierras de los Tortutortu y en efecto, tras media jornada de camino los encontraron. Unos pocos salieron a su encuentro y les agasajaron a su llegada. Allí encontraron a Julio, quien habitaba con los Tortutortu desde hacía años, siendo ya casi uno más de entre ellos. Les dio la bienvenida con un obsequio de artesanía local, realizado en madera tallada y tintado con pigmentos naturales. Leopapilla se afanó en preparar una suculenta comida para todos.


   Varios días permanecieron los exploradores con Julio y sus amigos, su paso por los territorios de los Tortutortu fue inolvidable. Marcharon finalmente, el viaje tocaba a su fin y pensaron en pernoctar la última jornada en el valle de las Crasas. Pero su estancia se vio alterada gratamente por la visita de los Ojojos, seres extraños aunque amigables, siempre hambrientos, por lo que decidieron prepararles una buena cena en ese último día de aventuras.


   Siempre nos ha fascinado el potencial imaginativo de la mente humana. De niños, con una caja de cartón creábamos un coche o un palacio, un tren o una nave espacial. Con el tiempo tendemos a olvidar que imaginábamos, que soñábamos, pero no ha de ser así. La imaginación, la ilusión, la esperanza, han de estar la "la orden del día" en nuestras vidas. A veces es sumamente difícil si, pero hemos de intentar al menos con un poquito de empeño seguir siendo un poco "como niños".