sábado, 20 de agosto de 2016

Real Jardín, reales bonsáis

   Aprovechando un viaje obligado a Madrid no pudimos sino acercarnos a contemplar los bonsáis expuestos en el Real Jardín Botánico. Esta es una primera aproximación a todo lo que el entorno natural del jardín ofrece al visitante, que curioso intenta admirarse por lo natural y el obstinado trabajo del hombre por hacer arte del arte.


   En la zona más alejada del jardín, en la parte a la que solamente se llega tras atravesar todos los parterres, tras detenerse una y cien veces en las pequeñas, medianas y grandes flores  que pueblan el Real Jardín Botánico, nos topamos con una admirable colección de bonsáis de los que os enseñaremos unos pocos ejemplares.



   Y nos preguntamos: ¿cómo es posible?; ¿cómo los cuidan; ¿cómo sobreviven? ¡Con el trabajo que nos cuesta mantener con vida los pequeños ejemplares que intentamos cultivar en el patio de casa!


   Ni cortos ni perezosos, hemos llamado al teléfono de información que aparece en el folleto publicitario del lugar que nos ocupa. Como era de esperar, nos indican que existe un importante y profesional equipo humano que se encarga de sus cuidados diarios. Incluso expertos, premiados en el campo del cultivo del bonsái internacionalmente, los visitan para asesorarles a cerca de sus cuidados y mantenimiento. ¡Qué responsabilidad y que honor cuidar un ser vivo que lleva varios cientos de años sobre el planeta!



   De entre todas las instantánas que tomamos, hemos seleccionado las que hoy os mostramos. La imagen superior cosntituye el detalle de una de las preciosas formaciones boscosas que podéis admirar al visitar esta exposición. En la inferior, la maravilla de la vida que se abre paso entre su propia mortandad, manifiesta en forma de blanquecina madera muerta.



   Retorcndose sobre sí mismo, este granado no es digno sino de admiración. El detalle de su tronco centenario nos deja ensimismados.


   En la foto inferior, otro tronco en detalle. En este caso enraizado en roca, en apariencia, casi tan longeva ésta como las raíces que se asientan sobre ella.


   En las fotos inferiores aparecen troncos con ramas escalonadas, maderas muertas, troncos inclinados, rectos, múltiples... y todo lo que la imaginación y la naturaleza nos permita ejecutar.






   Paciencia, constancia, empeño, trabajo... son aptitudes quizá algo devaluadas hoy en día, pero imprescindibles para cursar una vida digna de aprecio. Dispuestas al servicio propio, de los demás y de estas plantas, derivan en un espectáculo para los sentidos. Pero si aun así, como a nosotros nos ocurre a veces, se os seca alguno de vuestros bonsáis, no desesperéis, perseverad, no ceséis en vuestro empeño por conseguir algo mejor: más.