sábado, 8 de julio de 2017

El sombrajo por favor

   En primavera bien, en otoño también, pero en verano a la sombra, por favor. Esto es lo que parecen pedir estos modestos bonsáis en estos meses de estío. Las plantas precisan ciertas condiciones ambientales para desarrollarse adecuadamente, y en el caso del cultivo en macetas, el hecho de permanecer horas expuestas a la radiación solar no es una de ellas.


   En verano los tiestos pueden alcanzar los cuarenta grados fácilmente si se mantienen expuestos a los rayos directos del sol. Con el paso de los días las raíces comienzan a pudrirse y las hojas se secan desde el ápice hacia su base. Si insistimos en el riego y mantenemos la exposición al sol acabaremos por pudrirlas por completo y la planta se secará en poco tiempo.



Hojas con síntomas de exceso de agua.

      Nos disponemos en consecuencia a proporcionar la sombra necesaria para evitar pérdidas usando un retal que encontramos por casa. Sujetamos uno de sus extremos a la repisa de la mesa de madera y enganchamos el opuesto a unas cañas que previamente hemos instalado a ambos lados de dicha mesa. En las horas de máxima exposición solar montamos el sombrajo y una vez pasado ese tiempo lo bajamos.


   Es evidente que el método de protección que os hemos mostrado es bastante rudimentario, pero no por ello deja de ser menos eficaz que otros más sofisticados. Una segunda opción consistiría en montar un cañizo sobre la mesa de exposición.


    Para proteger nuestras plantas del sol también serviría el recurso sencillo de poner nuestros ejemplares debajo de otros, cuya copa aporte la sombra que en estos meses de calor precisan las pequeñas plantas.

Arces bajo el manzano.

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